Estoy segura que hay pocas sensaciones más estresantes que la de no saber cómo llegar a final de mes con el poco dinero que nos queda, o la de estar constantemente colgando llamadas telefónicas para evitar hablar con los bancos que están llamando porque el saldo de la tarjeta se vence y no tenemos cómo pagar. Pero también sé que hay pocas sensaciones más gratificantes que la de ver reflejado en nuestra cuenta bancaria el esfuerzo de un trabajo bien hecho o la de encontrar dinero en lugares inesperados. Por eso, quiero que hablemos de la relación que tenemos con el dinero que es una de las dos relaciones principales que nos van a acompañar durante toda la vida junto a la que tenemos con nosotros mismos.
Hay muchos factores que influyen en la forma que percibimos y en la que nos relacionamos con el dinero, desde las personas que nos rodean, las experiencias que tuvimos y la situación socioeconómica en la que crecimos. Así no lo tengamos presente, nuestra relación con el dinero comienza desde etapas muy tempranas en nuestra vida con la crianza de nuestros padres y su ejemplo con el manejo diario del dinero. Es por eso que no podemos percibir las finanzas sólo como números vacíos. Los números nos hablan acerca de nuestros hábitos, nuestras emociones y la forma en que las gestionamos.

Según un estudio llamado ‘The big money test’, hecho por BBC Lab UK, University College London y The Open University en 2011, hay 4 tipos de actitudes de las personas al momento de relacionarse con el dinero, estas actitudes son: el gastador de estatus, el buscador de independencia, el complaciente generoso y el ahorro seguro.
- Gastador de estatus: Las personas que están en esta categoría ven el dinero como una forma de mejorar su imagen e identidad, y tienden a gastar dinero en ropa y zapatos de diseñador o en el último teléfono celular.
- Buscador de independencia: Las personas que están en esta categoría ven el dinero como una forma de valerse por sí mismos. Pueden, por ejemplo, ser los primeros de su grupo social en comprar un auto o un apartamento.
- Complacientes generosos: Las personas en esta categoría ven el dinero como una forma de mostrar afecto y ganar cercanía emocional con los demás. Esto puede ser comprando regalos caros u organizando fiestas para amigos y familiares.
- Ahorros seguros: Las personas que están en la categoría ven el dinero como su seguridad, tienen una actitud cuidadosa y guardan el dinero para momentos de emergencia.
Como lo mencioné previamente, la relación que tengamos con el dinero depende de muchas cosas de nuestro pasado y contexto actual, sin embargo a diario podemos seguir aprendiendo y mejorando nuestra relación con el dinero.
Por eso te traigo 4 claves que nos permitirán tener una mejor relación con el dinero:
- La mentalidad:
Debemos entender que el dinero es un objeto que utilizamos para intercambiar algo que valoramos. Sin embargo, lo importante en la percepción del dinero como objeto, no es el objeto en sí, sino el poder que le transferimos al objeto. En este sentido, este poder se lo damos nosotros mismos al dinero y por lo tanto, es un componente emocional importante. Ya que las emociones son las que terminan haciéndonos creer que el dinero es bueno o malo y así mismo nos afectan en las decisiones que tomamos.
- El conocimiento:
Es importante que tengamos por un lado el conocimiento técnico sobre temas y herramientas financieras que tenemos a nuestro alcance, ya que ese conocimiento es importante a la hora de tomar decisiones, lo cual significa que debemos entender como hacer un presupuesto, debemos saber leer el extracto de la tarjeta de crédito y también conocer sobre las acciones, bonos, créditos y préstamos. Sin embargo, este conocimiento técnico debe ser complementado por el conocimiento que tenemos de nosotros mismos. Necesitamos conocernos bien para saber cuáles son esos activos propios que nos permiten generar ingresos, entender cuáles son nuestras habilidades y talentos que nos permiten entregar valor a los demás para generar ingresos.
- Las decisiones:
Todos estos elementos de los que te he venido hablando, nos permiten tomar decisiones más o menos acertadas. En muchos casos, nuestras emociones pueden llevarnos a cometer errores, un ejemplo de esto es cuando salen ofertas en las tiendas que nos gustan y compramos todo sin analizar en ningún momento si es una compra necesaria o solo algo que compramos por impulso. Esto hace que en algunos casos nos arrepentimos de las compras que hacemos. Por eso te invito a que hagas una reflexión y contemples las posibilidades antes de comprar por impulso. Suspende por un tiempo la decisión de compra y haz de este proceso algo más consciente. Entiende cuál es el valor de ese objeto en tu vida, analiza su vida útil, la calidad del producto, piensa en cada detalle que creas relevante para adquirir el producto y piensa si tu vida tiene un cambio positivo con el producto en ella. Si la respuesta es sí, y de forma consciente decides, un tiempo después, continuar con la compra. Estarás tomando una decisión de forma propia, autónoma y consciente por algo que ves necesario y no una compra sólo desde el impulso emocional.
- Hábitos:
La cuarta clave es sobre los hábitos que tenemos y sobre los que debemos adquirir. Casi con total seguridad todos queremos resultados financieros positivos, pero la realidad es que no todos están dispuestos a adquirir hábitos distintos para conseguir esos resultados. Pero para establecer esos hábitos que pueden ser beneficiosos para nosotros, previamente debemos tener cubiertas las otras claves, ya que debemos conocer cuales son nuestras prioridades para saber hacía donde enfocar mis esfuerzos. Si mi prioridad es la generación de ingresos y el futuro de mi familia, entonces invertir en mi educación para mejorar los activos con los que entrego valor, podría ser una opción. Todo depende de los objetivos que tengamos cada uno de nosotros.

Mentalidad, conocimiento, decisiones y hábitos. Son cuatro elementos propios, que hacen parte de nosotros como individuos y que podemos trabajar personalmente para crecer en nuestros objetivos y para fortalecer la relación que queremos con el dinero. De nosotros mismos depende comenzar a relacionarnos de una forma más sana con nuestros ingresos y así conseguir beneficios para nuestra vida de hoy y la del futuro. ¡No dejes que nadie lo haga por ti y trabaja por ese bienestar financiero que tanto quieres!
Hasta aquí todo por hoy, eso sí, no olvides que si te gustó este blog puedes dejar tu calificación y compartirlo con esa persona que más lo necesita. ¡Nos leemos en una próxima!