En esta ocasión he querido compartir con ustedes una de esas “fórmulas mágicas” que me han permitido, en lo personal, conocer un poco más de cerca este amplio y bello mundo de las finanzas. Más allá de los números es importante entender el significado de la retroalimentación, como parte de un proceso en el que se maneja todo tipo de esferas, desde la administrativa hasta la económica. Es por ello que hoy ahondaremos en uno de los estados financieros más importantes que tiene esta área marcada por la economía.
Seguramente has oído hablar del Estado de resultados, también conocido como el Estado de ganancias y pérdidas, el cual es, sin duda, importante dentro del manejo de toda entidad, pues facilita el análisis de los ingresos, gastos y pérdidas que ha tenido la organización en un periodo determinado de tiempo. Es por esto que, conocer con precisión el valor que representa cada ítem mencionado (ingresos, pasivos, beneficios o pérdidas), nos permitirá llevar un control exacto de lo que se tiene en el momento, sin escatimar ningún detalle que puede llegar a ser nocivo para nuestro bolsillo.

De allí, que tanto en las finanzas empresariales como en las personales, debemos aplicar un método que he titulado como: “reporta y gana”, el cual consiste precisamente en realizar un reporte financiero que permita analizar, a la luz de los resultados, el estado de la organización o, si es el caso, de nuestro dinero, cada cierto periodo de tiempo, preferiblemente preestablecido en el plan financiero. El método “reporta y gana”, es una de las formas en que puedes empezar a implementar lo que hoy desarrollaremos dentro del marco de Estado de resultados, entendiendo que los primeros en beneficiarse, somos nosotros mismos. Antes de hablar con detalle de esa “fórmula”, observaremos la importancia que tiene este Estado de resultados, no solo al interior de una compañía, sino, por supuesto, en nuestra vida diaria.
Como primera medida, se encuentra la evaluación precisa de rentabilidad; si hay algo que permita conocer qué tan rentables son o no tus finanzas, es este estado financiero, pues a través de él podrás conocer la medida de beneficios o productividad del momento y la capacidad que se tiene de aumentar los ingresos con los fondos. Así mismo, podrás medir el desempeño de la empresa, debido a que, gracias a este objetivo, tendrás la posibilidad de conocer la capacidad económica frente a todo tipo de situación, además de plantear nuevas estrategias en caso de que algo no esté marchando bien. Por su parte, estimar los flujos de efectivo, es uno de los pasos para realizar proyecciones a fin de conocer, de manera anticipada, la variación de entrada y salida de efectivo en el tiempo preestablecido.

Seguido de este, se ubica, determinar la repartición de los dividendos; si tu caso es el de una compañía con accionistas, con el Estado de resultados tendrás la oportunidad de conocer qué le corresponde a cada uno de manera exacta, lo que sucede de igual manera si tu caso es que compartes tus finanzas con otra persona. Y, por último, llegarás a identificar en qué parte del proceso existe una falla, así, en el momento en que analizas el proceso que está llevando a cabo tu empresa en materia económica, podrás identificar cuál está siendo la pieza faltante o aquella que está generando inconvenientes a todo el resto del sistema, para así tomar medidas estrictas sobre ella y corregir lo necesario.
Desde la esfera empresarial, el Estado de resultados representa una ayuda significativa en términos de medición y análisis, lo que se convierte en un sustento administrativo y, por supuesto, económico para la organización o, en un caso particular, para las finanzas personales. Es así como este ha facilitado a todos aquellos interesados en la materia, una estructura base o “fórmula” como la hemos denominado, con el fin de llevar a la práctica los objetivos mencionados.

Esta breve, pero muy útil ecuación, inicia por “los ingresos netos por ventas” o mejor conocidos como el dinero que se entra, así, purito. A este le debe restar el “costo de dichas ventas”, para así obtener la “utilidad bruta”, la cual te permitirá precisar qué tan rentable es la empresa, tal como lo veíamos en el primer objetivo. Ahora bien, si tu propósito es conocer cómo está tu negocio un poco más a profundidad, deberás restar a la utilidad bruta, los “gastos de operación”, que es donde se concentran los gastos por ventas y los administrativos, para así establecer cuál es la “utilidad de operación”.
A partir de aquí, una vez hallada la utilidad de operación, podremos determinar la “utilidad antes de impuestos”, es decir, lo que nos queda antes de pagar estas obligaciones financieras. Así, luego de conocer estos valores podremos tomar la “utilidad antes de impuestos”, restarle los impuestos como el IVA, renta y demás que se pagan al estado, para descubrir como resultado final, la “utilidad neta” que es aquella ganancia que queda para ser repartida entre los integrantes que componen la organización.
De esta forma, dicha herramienta favorece al manejo adecuado de los recursos, estableciendo una serie de pasos que, aunque numéricos, en parte, le apuntan al crecimiento de las finanzas a partir del análisis y el registro concienzudo de los detalles que componen a la organización. Es por ello que desconocer las finanzas no solo representa un agravante para quien tiene un acercamiento a ellas permanentemente, sino además una pérdida que a futuro podría agolpar gravemente el equilibrio económico que le rodea. Herramientas financieras como el Estado de resultados, son las que necesitamos para tener una mayor eficiencia y eficacia en la gestión empresarial y personal, para conocer las ganancias o pérdidas, y entablar un acercamiento constante hacia la rentabilidad que toda empresa debe tener. Recuerda que para ganar, primero debes reportar.