¡El que no tenga miedo que lance la primera piedra! (bueno, así no es la frase pero ustedes me entienden) Todos los seres humanos por naturaleza podemos estar condicionados a diferentes miedos que proceden de experiencias negativas o de cosas que nos han infundido desde muy pequeños. Por ejemplo, el miedo al famoso y reconocido terror de nuestra niñez “el coco” el cual ha sido empleado por los mayores durante décadas para lograr influenciar en las acciones de los pequeños sin mucho esfuerzo; sin embargo, cuando crecemos nos damos cuenta que “el coco” no era más que un chantaje y seguramente ese temor desaparece. No obstante hay otros que pueden dejar huella para siempre, como el miedo a la oscuridad infundido también desde pequeños, o el miedo al fracaso cómo consecuencia de una frustración en algún área de nuestra vida.

Pero ¿qué es el miedo? Según La Real Academia Española- RAE es una alteración inquietante del estado de ánimo por un riesgo o daño real o imaginario, este se puede clasificar como un sentimiento común en todos nosotros, de hecho cuando estudiamos esta palabra minuciosamente podemos encontrar que parte de ellos pueden estar relacionados con nuestro instinto de supervivencia.
Por lo tanto tener miedo no está mal, pues en algunos casos ese sentido es el que te puede salvar de un peligro inminente, pero no saber controlarlos y dar rienda suelta a la imaginación es lo que se puede convertir en una amenaza, ya que sus consecuencias comienzan a ser notorias a través de síntomas como la ansiedad a tal punto de convertirse en fobias u obsesiones y estás se traducen en un temor fuerte e irracional a una situación que en la mayoría de casos no representa ningún peligro. Cabe aclarar que no soy psicóloga ni médica de profesión y todo lo dicho previamente ha sido estudiado e investigado, ya que tampoco soy experta en estos temas tan profundos y delicados pero que sí están relacionados con tus finanzas.
En este sentido ¿qué tienen en común los miedos con las finanzas? La crometofobia, la cual se conoce como un miedo excesivo a gastar dinero y aquí es donde nace el tema en el que hoy ahondaremos en esta nueva agenda de Karem.
En nuestro mundo topado de la inmediatez es habitual que hablemos sobre la importancia de reducir nuestro consumo y no gastar sin medida en aquello que no se hace necesario, pues esto puede representar cifras en rojo para nuestras finanzas a corto y mediano plazo que posteriormente no sabemos cómo solventar, pero ante este escenario existe otro extremo que está aislado del común denominador y tiene que ver con aquellos que viven en una continua angustia por no gastar su dinero, incluso cuando se trata de sus propios compromisos financieros o de sus necesidades básicas.
Puedes pensar que se trata de esas personas que son avaras y evitan consumir; sin embargo, aunque tienen similitudes la crometofobia se produce por un miedo extremo a lo que pueda pasar en el futuro. Veamos algunas de sus principales causas y efectos.
Por un lado este miedo puede estar conectado con un perfil de persona que ha tenido carencias económicas durante un lapso de su vida a tal punto, de que cuando accede al dinero puede experimentar una amenaza latente de volver al pasado sí opta por decisiones que ponen en riesgo su estabilidad. También nos podemos encontrar con aquellos que creen no saber manejar el dinero y prefieren guardarlo con la expectativa de que todo está mejor así.
Como resultado sus efectos son notorios en el estilo de vida, según los expertos esta fobia puede llevar a que una persona experimente ansiedad, dificultad para dormir e incluso hasta para respirar; además, alejarse progresivamente de su entorno social y de todo lo que frecuentaba será una de sus principales consecuencias.
¿Te ha pasado? o ¿tienes algún amigo en estas condiciones? A decir verdad, nadie está exento de vivir una experiencia negativa con las finanzas y ninguno puede predecir lo que pasará mañana, lo que sí podemos identificar es que el dinero es un medio para lograr diferentes objetivos personales y financieros, pero eso no implica que no debamos gastar o invertir. ¿Qué pasaría donde toda la economía pensará en atesorar el dinero? Efectivamente se genera un efecto rebote, todo se congela y no hay crecimiento.
En este orden de ideas puede ser normal tener miedo a perder dinero, de hecho no creo que a nadie en el mundo le haga feliz una noticia de estas, pero tampoco puede pasar a tal extremo que afecte nuestra vida, todo lo contrario, se debe convertir en un verdadero reto para fortalecer los siguientes 3 puntos.

- Tu educación financiera
Si tienes miedo, lo mejor que puedes hacer es capacitarte para enfrentarlos y cortarlos de raíz, así que deja de postergar tu educación, sé proactivo y toma la delantera ante cualquier imprevisto por medio de tus conocimientos.
- La diversificación de tus activos
Es aquí donde te das cuenta que no hay nada seguro, ni siquiera tus conocimientos ni tu profesión pues lo que hoy funciona mañana puede que no y así como tus inversiones se deben repartir en varios activos, tus conocimientos también.
- La toma de decisiones antes los análisis de incertidumbre
Analizar los mercados y entrar en pánico es cómo tener hambre y no comer, al final estarás de mal humor, si tienes una previsión de lo que puede pasar, evita el riesgo a través de decisiones que estén a tu alcance como por ejemplo pedir ayuda de un profesional.

Definitivamente ante los diferentes panoramas que se han previsto en los últimos dos años, el miedo a invertir o gastar puede afectar significativamente, y no estoy diciendo que debas salir corriendo y tirar todo por la ventana como si no hubiese un mañana, se trata de alcanzar un equilibro en el que puedas llevar una vida financieramente más feliz.
Hasta aquí todo por hoy, eso sí, no olvides que si te gustó este blog puedes dejar tu calificación y compartirlo con esa persona que más lo necesita. ¡Nos leemos en una próxima!